El Romeral de Antequera

Ana y David se casaron en la iglesia de su pueblo, un lugar especial que su padre doró con sus propias manos, y después continuaron su celebración en El Romeral de Antequera, un cortijo que además de tener una fachada imponente y una pequeña capilla que lo hacen único, está rodeado por árboles muy altos, lugar que aprovecharon para celebrar el cóctel con sus invitados. Lo que vino después fue un ambiente festivo a la par que romántico. Conversaciones, bailes, recuerdos. 

 

El ramo que llevaba Ana, además, era una réplica del ramo que todos los veranos le regalaba su abuelo. Una boda con historia, raíces y mucho cariño en cada detalle.